De manera tímida y poco convincente, el Gobierno de Hong Kong ha tendido un puente a los manifestantes con el objetivo de desactivar las protestas que desde hace once semanas se suceden en la región administrativa especial.
Así, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, anunció hoy en una rueda de prensa que lanzarán, de manera «inmediata», una «plataforma para el diálogo» con «gente de todos los ámbitos sociales».
Aunque no concretó demasiado, Lam aseguró que esta iniciativa dará a las autoridades «una base mucho mejor para tratar algunas ansiedades y diferencias en la sociedad».
«Queremos llegar a la sociedad lo antes posible», agregó la dirigente local, a quien los manifestantes llevan semanas exigiendo que dimita y cuya popularidad, según una encuesta reciente, está en el punto más bajo registrado entre cualquiera de los líderes que Hong Kong ha tenido desde su regreso a soberanía china.
Las protestas comenzaron en marzo debido a un polémico proyecto de ley de extradición que facilitaría la entrega de sospechosos a otras jurisdicciones, como la China continental, algo que muchos hongkoneses opuestos al autoritario régimen de Pekín ven como el fin de la independencia judicial de la región administrativa especial.
No obstante, fue a partir de principios de junio cuando las manifestaciones se volvieron multitudinarias, y desde entonces miles de personas han inundado las calles todos los fines de semana con protestas en su mayoría pacíficas, pero que han dejado episodios de violencia entre agentes antidisturbios y manifestantes.
«A nivel político, la propuesta (de ley de extradición) está muerta. No hay planes de revivirla, en particular teniendo en cuenta las preocupaciones públicas», reiteró hoy una vez más Lam, aunque este anuncio, hecho por primera vez el 9 de julio, no ha satisfecho a los manifestantes, quienes exigen que el proyecto sea retirado de forma efectiva y definitiva.
Eso mismo propuso hoy el jefe del órgano de supervisión policial de Hong Kong, Anthony Neoh, con el objetivo de tratar de aplacar los ánimos de los manifestantes.
En una entrevista con el diario hongkonés South China Morning Post, Neoh, director del Consejo Independiente de Reclamaciones Policiales (CIRP), opinó que la propuesta de ley «solo está muerta en la cabeza del Gobierno, porque ha decidido no revivirla. Esas no son formas de retirar legislación».
Otra de las demandas de los manifestantes es el establecimiento de una comisión de investigación independiente sobre la brutalidad policial a la hora de dispersar las protestas, a lo que Lam se ha negado alegando que el órgano que dirige Neoh se encarga de eso.
Pero el jefe de la CIRP aconsejó que no se«cierre la puerta»a una comisión de investigación independiente en el futuro.
Las protestas hongkonesas han recibido apoyo, aunque minoritario, desde la cercana Macao, donde siete personas fueron detenidas este lunes tras participar en una vigilia de apoyo a las manifestaciones en Hong Kong no autorizadas por las fuerzas de seguridad.
Todo esto a pesar de la enorme campaña propagandística puesta en marcha por el Gobierno de China que, desde sus medios estatales, ha publicado incontables artículos en los que omite las demandas prodemocráticas de los manifestantes hongkoneses y les presenta como unos vándalos antipatrióticos.
Las redes sociales también han sido un reflejo de este impulso, y no solo las censuradas redes chinas.
Este lunes, Twitter -a la que no se puede acceder en China- denunció haber hallado un esfuerzo coordinado por parte de 936 cuentas con origen en China para deslegitimar con información falsa y comentarios incendiarios las protestas antigubernamentales en Hong Kong.
«Tenemos pruebas certeras de que esto es una operación con apoyo estatal. Específicamente, hemos identificado grandes grupos de cuentas que se comportan de forma coordinada para amplificar los mensajes relacionados con las protestas en Hong Kong», indicó la empresa, que ha suprimido las cuentas.
A este respecto, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Geng Shuang, señaló hoy durante la rueda de prensa diaria: «No conozco los detalles, pero sobre la situación en Hong Kong, creo que conocen la actitud de 1.400 millones de chinos, incluidos los residentes de Hong Kong».
«Creo que tienen derecho a usar los medios que crean convenientes para expresar sus opiniones», apostilló.
A pesar de que las manifestaciones comenzaron solamente como protesta ante el proyecto de ley de extradición, se han convertido en un movimiento que reclama una serie de demandas al Gobierno local para mejorar los mecanismos democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino.
Pekín asegura que detrás de las protestas existe una «mano negra» y apunta con frecuencia a Estados Unidos como responsable.
Bajo la fórmula «Un país, dos sistemas», el Gobierno chino se comprometió a mantener la autonomía de Hong Kong y a respetar una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos de la China continental hasta 2047, tras recuperar la soberanía del territorio de manos británicas en 1997.
Fuente: noticias24