La violencia vuelve a teñir de rojo las calles y cárceles de Ecuador.
La situación ha empañado el inicio de la campaña para las elecciones presidenciales y legislativas, previstas para el próximo 20 de agosto, y ha forzado al presidente Guillermo Lasso a decretar un nuevo estado de excepción, el decimosexto desde mayo de 2021, en el sistema penitenciario.
Asimismo, el mandatario ha impuesto un toque de queda nocturno en dos provincias y en un municipio de una tercera región del occidente del país.
La ola de violencia se inició el fin de semana. El domingo el país quedó conmocionado con la noticia del asesinato del alcalde de la ciudad de Manta, Agustín Intriago, uno de los más populares, a quien le dispararon mientras visitaba una obra.
En este hecho, que las autoridades calificaron de atentado, también murió Ariana Estefanía Chancay, una deportista que se había acercado al funcionario para pedirle una ayuda.
El asesinato del político se suma a otros que han ocurrido en los últimos meses. Una semana antes Rinder Sánchez, candidato a diputado por la también conflictiva provincia de Esmeraldas, fue baleado cuando cuatro sujetos pretendieron robarle su auto y en febrero dos aspirantes a alcalde murieron en sendos atentados.
La muerte de Intriago coincidió con un nuevo brote de violencia en las cárceles ecuatorianas. El sábado, reclusos del Centro de Privación de Libertad Guayas No 1, ubicado en Guayaquil, la segunda ciudad más poblada y donde está el puerto más importante de Ecuador, se enfrentaron entre ellos.
Las autoridades enviaron a 2.700 policías y militares a restaurar el orden y poner fin a los incidentes que dejaron 31 fallecidos, de acuerdo con los datos suministrados por la Fiscalía.
Durante esas labores los uniformados incautaron un arsenal conformado por fusiles de largo alcance, lanzagranadas, municiones y explosivos, reportaron las Fuerzas Armadas desde su cuenta de Twitter.
Horas después los presos de 13 de las 35 prisiones del país iniciaron una huelga de hambre y retuvieron a unos 100 custodios.
Guerra contra las drogas y prisiones hacinadas
No obstante, el ministro del Interior, Juan Zapata, ha insistido en los últimos meses en la tesis oficial y además ha ofrecido otro argumento: el aumento en la gravedad de los crímenes.
“Ahora ya no es la muerte selectiva unipersonal. Ahora los eventos son múltiples, no les importa disparar en un restaurante”, dijo el funcionario en enero pasado.
Pese a la gravedad del panorama, Zapata ha negado que todo el país esté bajo el control del crimen organizado. “Las muertes violentas están geolocalizadas. Ecuador tiene 24 provincias, el problema está en cinco, que son la ruta de la droga”, explicó.
Unas afirmaciones que la periodista ecuatoriana Carolina Mella, quien reside en Guayaquil, puso en duda. “La violencia ha comenzado a expandirse en todo el país. En el costa es porque el narcotráfico necesita los puertos, pero en la sierra es porque allí funcionan puntos de almacenamiento, incluso en Quito”, explicó.
Fuente: El Comercio