Hace 12 años Regina Stanila, sobreviviente de cáncer de mama, creó la fundación Trofeo Viviente en Venezuela. Quiso llamarla de esa manera porque le preocupaba la falta de autoestima de cientos de mujeres luego de que les practicaban una mastectomía. Fue así como, inspirada por este pensamiento, empezó un taller de costura para producir prótesis adaptadas a bajo costo para devolverle la esperanza a esas mujeres que habían perdido su cotidianidad tras haber superado la enfermedad.
Maribel Jaspe, también sobreviviente de cáncer de mama, se enteró de esta iniciativa al no encontrar un sostén que se adaptara a sus necesidades.
Viajó desde Guatire, estado Miranda, hasta el taller en Chacao buscando una prenda de vestir que le permitiera recuperar la confianza en sí misma. Fue así como conoció a Regina, quien le hizo una invitación para empezar a trabajar como costurera en su taller.
Unidas por amor
Jaspe cuenta que Regina anotó su número en un papel y lo pegó en una pizarra de madera. La llamó a los días siguientes y desde hace cuatro años no solo se dedica a la confección de sostenes con prótesis adaptadas a la medida, sino también elaboran pijamas postoperatorias y trajes de baños con un único fin: crear prendas de vestir para la vida después de cáncer de mama.
Así como Maribel, muchas mujeres llegan al taller de costura luego de que se enteran de la iniciativa.
La mayoría proviene de hospitales públicos y oncológicos, otras llegan desde el interior del país buscando una alternativa económica que les permita recuperar la independencia que tenían antes de haber pasado por una mastectomía.
Los sostenes con prótesis adaptadas son confeccionados por tallas. Para expandir la iniciativa y reducir costos, estos se realizan con retazos de tela y están rellenos de microbolitas de anime que los hace tener una estructura ligera para, de esta manera, facilitar el proceso de adaptación.
Fuente: El Diario