La Copa Davis de Piqué, en su bautismo mundial, pasará a ser la Copa Davis de Nadal, héroe indiscutible de España en otra fiesta nacional que él mismo se encargó de organizar. No ha existido jamás un líder tan fiable como el mallorquín, jamás es jamás, y completó la obra con el triunfo decisivo de la selección, mucho más aliviada ante Canadá que en los cruces ante Argentina y Gran Bretaña, enfervorecido el grupo en un abrazo que supone muchísimo.
Ganó España, ganó su sexta Ensaladera, y lo celebró como en las cinco anteriores, que es la mejor noticia para los chicos de Kosmos, abrazados a un lema muy de anuncio: «Nueva era, misma alma».
El alma de este torneo es el alma de Rafael Nadal, que se ha vaciado en esta semana de excesos con cinco partidos de individuales y tres de dobles. Sobra decir, claro, que en todos ha terminado igual, cerrando el puño y saltando al cielo, emocionando a una grada que suplica para que el tiempo no pase.
Fuente: abc